No hay después.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Ayer me paré en frente de donde trabajas ( lugar que crees que no conozco )
y me dolía el cuello de tanto mirar y mirar por la ventana.
No se en que momento volví a ser el mismo niño de 16 años,
el mismo frágil que necesitaba solo verte.
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